Fue disparado un flamígero proyectil dominado por el resplandor del fuego sin humo. De repente, una espesa niebla envolvió las huestes. Todos los puntos del horizonte se oscurecieron repentinamente. Empezaron a soplar vientos portadores del mal. Las nubes se agolparon en lo más alto del aire y llovió sangre. El sol parecía girar sobre sí mismo. El mundo, abrasado por el calor de tal arma, parecía tener fiebre.
Epifanía
Hace 13 años.
1 comentarios:
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